Filipinas es un país singular forjado a través de dos experiencias coloniales muy significativas, la española y la estadounidense, además de los años bajo dominación japonesa durante la segunda guerra mundial. Esas experiencias, unida a sus propias raíces, a sus caracteres, como país asiático, a sus contactos con China, Japón y el Sudeste asiatico, y a su interacción con las naciones de la cuenca del pacífico, han dotada a Filipinas de una personalidad compleja y muy interesante, en la que es posible rastrear influencias diversas.