Lejos de la imagen tópica de "martillo de herejes" con la que en su juventud fue bautizado, Menéndez Pelayo fue autor de una amplísima y variada obra en la que, desde su radical independencia (que no gustó ni a conservadores ni a liberales) buscó, en el estudio de la tradición histórica y literaria española, las claves para la reforma del presente y la construcción del futuro.