La línea tiene como objetivo general analizar cómo se construye, institucionaliza, legitima, transmite, instrumentaliza y capitaliza el conocimiento en la sociedad occidental. Para ello, y desde la perspectiva de la Historia Cultural, se auna el estudio de los discursos, las representaciones y los imaginarios con el de las prácticas y estrategias sociales que producen las diversas y jerarquizadas formas del conocimiento. La generación, difusión y transferencia del conocimiento científico y literario, así como los soportes y modos de circulación de los objetos científicos y culturales en el espacio social, serán ejes fundamentales en el desarrollo de la línea de investigación. Para desarrollar el objetivo científico propuesto se articularán en torno a cuatro ejes temáticos, definidos por su carácter interdisciplinar, transversal y de perspectiva transnacional: 1) Autoría y autoridad: Se analizará la figura del sujeto-autor, individual (el científico, el escritor o el artista plástico) o colectivo (redes, comunidades científicas, etc.) y el estatuto de la función-autor como generador de un producto intelectual que busca la legitimidad, el principio de autoridad (científica, intelectual, moral). Así, el estudio de las estrategias y usos para la diseminación del conocimiento; la construcción del discurso en torno a la propiedad intelectual y la gestión de los derechos de autor; el “fraude científico” o la pugna por la “prioridad del descubrimiento”; las relaciones entre ciencia “ortodoxa” y saberes “periféricos” o entre conocimiento experto y profano, generan una serie de tensiones discursivas ¬–resistencias y negociaciones de los grupos subalternos con el pensamiento y las prácticas hegemónicas¬– que se convertirán en objeto principal de trabajo. 2) Espacios, soportes y objetos: Se prestará especial atención a los espacios donde se produce, discute, institucionaliza, expone o divulga el conocimiento. Estudiaremos lugares de producción (laboratorios, hospitales, museos, gabinetes de curiosidades), centros de sociabilidad intelectual (academias, colegios profesionales, ateneos, asociaciones, tertulias), así como los desplazamientos geográficos y los factores locales del conocimiento. También el espacio abierto, natural y social, es un ámbito de observación y experimentación, de adquisición y aplicación de conocimientos; así, los viajes, expediciones científicas, estudios demográfico-sanitarios o acciones de normalización social serán objetos de estudio. Se abordará tanto el estudio de las industrias dedicadas a la producción y divulgación del conocimiento como sus aspectos físicos y materiales; esto es, toda esa serie de objetos (documentos, libros, imágenes, instrumentos, fósiles y otros soportes) donde se encuentran concentrados y desde donde se trasmiten las teorías, las ideas y los conocimientos. 3) La elaboración, actualización y transmisión del discurso. La elaboración del discurso puede considerarse como una práctica en sí misma. Práctica en cuyo desarrollo habría que considerar al sujeto de la enunciación, construido en y por el discurso; al agente social que la formula y que puede ser individual (el naturalista, el científico, el médico, el escritor, el ciudadano ilustrado, etc.) o colectivo (sociedad científica, academia, colectivo profesional o “profano”, etc.); así como a los intermediarios culturales que lo reinterpretan (editores, divulgadores, periodistas, docentes) y los receptores que ejecutan y actualizan su significado. Así, los diversos discursos científicos (sobre la naturaleza, el cuerpo –sano y enfermo- o las emociones) y culturales (las teorías jurídicas y sociales, la formación de conceptos políticos, artísticos, pedagógicos, etc.) y sus formas de representación contribuyen a la formación de grupos e identidades colectivas (profesionales, jóvenes, mujeres, minorías, afectados, etc.) en cada momento histórico. Es esta práctica discursiva la que se pretende analizar y poner en común en los distintos estudios de caso que se aborden desde los grupos que componen la línea de investigación. 4) Emociones y subjetividad: Exploraremos el mundo de las emociones y las pasiones: el dolor, la sensibilidad, el miedo, la melancolía o las afinidades estéticas han desempeñado un papel importante en la confección de conocimiento a lo largo de la historia; un conocimiento que no necesariamente es el resultado de operaciones racionales y epistémicas y que nos introduce en claves hermenéuticas que se alejan de la objetividad y nos obligan a considerar elementos filosóficos, psicosociales o estéticos. Igualmente, estudiaremos los patrones de experiencia y problematización del yo en el ámbito de las teorías y en las prácticas (médicas y paramédicas, literarias o artísticas); en definitiva, la construcción de la “cultura de la subjetividad” y lo subjetivo. Finalmente, la enfermedad puede ser y será un buen campo de trabajo. Frente al individuo ésta se conforma como un sufrimiento o una culpa, una prueba o una superación. Frente a la sociedad se considerará y estudiará como un discurso científico o religioso, político o social. El punto de vista de la historia cultural sobre la enfermedad tiene en cuenta las vivencias individuales y sociales, los discursos y los símbolos, las imágenes y las representaciones, las prácticas y las experiencias. Esta orientación es especialmente valiosa en el estudio de la enfermedad mental, que es precisa para la reflexión sobre el sujeto, y en la epidémica y en la crónica -o incurable- que lo son para la reflexión sobre la sociedad.

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